10 de septiembre de 2015

La primavera la sangre altera

Vaya que si altera. Al final del invierno había ya crecido todo lo que iba a crecer (menos mal) y tenía un pelaje bárbaro que me hacía un pecho imponente (que también).
La primavera vino calentita, y con el buen tiempo se incrementa la población los fines de semana. Con ello, mi mala costumbre de ladrar y tirarme a los coches, motos, bicis o personas, se convirtió en un problema. No lo hacía con todo el mundo, sino que, aleatoriamente a unos me lanzaba y a otros no. Ya había roto la argolla de un collar, pero era viejo, y a primero de junio rompí la argolla del collar nuevo.
Mi amita pensó que debía hacer algo, pues no quería que en una de esas le hiciera daño a alguien, y no podía sacarme a pasear preocupada por si volvía a romperlo. Preguntó a la vete, y le dio el número de teléfono de alguien del pueblo, que quizá me podría ayudar. Pero no podía. Estaba trabajando fuera del pueblo y cuando llegaba era muy tarde, y además estaba ayudando a otros dos perros. No obstante me preguntó que de qué perro se trataba y cual era el problema, y al decirle que era un mastín dijo: "eso son palabras mayores". No se qué quiso decir, pero asusta.
Mi amita buscó en internet, y no encontró nada en Avila. Sí una página web de Brunete, "EDUCAN", que inspiraba confianza y seriedad. A finales de junio envió un correo electrónico explicando el problema y al poco tiempo le llamaron. La cita para evaluarme fue regular, estaba demasiado cerca de casa y era una extraña. Quería que se fuera y no paraba de ladrar, casi me la como. Dijo "No dejes que se acerque me me muerde. Métele en casa y ponle este arnés". Era un arnés "antitiro" que llevaba ella en el coche, y una vez puesto dimos un pequeño paseo, resultando que  iba a su lado, olfalteando sus salchichas, tan tranquilo. Mi amita le compró el arnés y una correa antideslizante, de tres metros, pues la que llevaba era muy corta y esta correa permite mayor espacio entre perro y amo y mejor control (según la experta), en total 35 €. El diagnóstico fue que soy un perro inseguro con agresividad por miedo. Pero la que se cagó de miedo fue mi amita, nunca habría pensado que yo era agresivo y mucho menos que pudiera morder a nadie, y más al ver el presupuesto, pero tenía que confiar en la experta. Así que se puso en contacto con mi padrino para que nos ayudara a costear el tratamiento.
La cosa quedó en que