4 de abril de 2016

Me gusta la nieve, pero el frío no me sienta bien

Aprovechando que hoy llueve bastante, y no vamos a salir de paseo, me he sentando a escribir. Bueno, eso, y que mi amita no está hoy pegada al ordenador, y me deja un ratito.

A principio de febrero nevó por fín. !Ya pensaba que este invierno no iba a jugar en la nieve!. Me gusta mucho, sí. El único inconveniente es que si además de nevar, hiela, no podemos salir de paseo. Las aceras heladas son peligrosas para los bípedos, -dice mi amita-, no para mí que tengo tracción a las cuatro patas, !guau, guau!. Aún así he resbalado en alguna ocasión. Donde patino mucho es dentro de casa. Cuando entro corriendo con las patas mojadas me despatarro en mitad de salón, meto el freno y llego a la cocina patinando. Alguna vez me estampané contra la puerta de la cocina. Y no te rías, no tiene gracia.

En fin. Que me gusta jugar con la nieve, buscar los palos, las piñas y los juguetes que hay debajo. Meto el hocico y noto el frío. También me la como, al principio, luego me canso. Ahora ya se que el suelo está debajo, pero la primera vez que vi que la nieve, creí que las escaleras de casa habían desaparecido y no me atrevía a salir ¿que ha pasado con el suelo?. !Guau, guau! ! Que tonto! Seguramente ya os lo conté, pero me hace gracia recordarlo. Mi amita hace bolas con la nieve, las tira rodando por el suelo y yo las persigo. Cuando las cojo con la boca, se deshacen. Yo creo que las hace muy mal, si no se rompieran, jugaríamos con ellas más rato. Aunque me canso enseguida y me siento un ratito. Me encanta el fresquito de la nieve.

Me gusta esta fotografía. No tiene nada de particular, la nieve, un ciruelo, un plátano y el pinar al fondo, pero puedo escuchar al verla, el opaco silencio que deja la nieve al tragarse el sonido.  !Qué Paz!

Coincidiendo con tanto frío, comencé a sentir dolor en mis patas y otra vez me costaba levantarme, hasta que, el 25 de febrero, no podía tumbarme ni levantarme sin chillar. Al día siguiente mi amita me trajo unas "pastillacas", Arthroquin. Tres al día durante 15 días y después dos diarias hasta la primavera. En dos días ya no chillaba nada. Además están muy ricas. La veterinaria dijo que seguramente sería la displasia de cadera, casi seguro, por la disposición de la cadera y mi forma de andar. Se confirma la sospecha del invierno pasado. Pensamos en hacer la radiografía para estar seguros, pero para ello es necesario tumbarme en la mesa metálica patas arriba y quieto. Difícil lo veo, salvo que me duerman y me suban a la mesa entre dos o más. De momento no la vamos a hacer, a mi amita le da pena tenerme que dormir, amén de que luego es complicado transportarme todo mareado, y aunque la radiografía confirmara la enfermedad, el tratamiento sería al mismo, las pastillas y tener cuidado con el peso. Si las pastillas me quitan el dolor este invierno, veremos más adelante.



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